Historia

 

“Quien no conoce su historia está condenado a repetirla” dicen por ahí. Pero yo sí la conozco, porque yo la escribí. Y sin embargo acá estoy, otra vez pasando por situaciones que pensé no iba a volver a pasar, sintiendo cosas que pensé no iba a volver a sentir. Otra vez en la boca ese sabor amargo por los besos que no di. Otra vez en los brazos ese cansancio por los abrazos que quedaron pendientes. Otra vez ese peso en la espalda por la mochila de saber que pude hacer más y no hice. Otra vez ese dolor de cabeza por los miedos e inseguridades gritándome que nunca voy a ser suficiente. Pero intenté defenderme. Intenté gritarles que esta vez no iba a ser así, que iba a ser diferente. Que sí era suficiente, que sí me querían, que no me iban a dejar. Pero no pude, porque ya no (te) tenía (a) vo(s)z. Y los tuve que dejar ganar, y les tuve que dar la razón, porque otra vez la tenían. Y otra vez los recuerdos cansados de lo que alguna vez fue y ya no es. Otra vez los sueños frustrados de lo que pudo ser y no fue. Otra vez ese hueco en la mano por no tener quien la agarre, y es que tus dedos encajaban a la perfección entre los espacios que dejaban los míos. Otra vez lastimaduras en los pies por caminar sola y no saber bien a dónde ir, y es que vos eras mi guía.  Y ahora otra vez todo vuelve a empezar. Y se repite la historia que una vez nos unió, y ojalá que esta vez nos vuelva a encontrar.